Josefina Navarrete Pérez, Marisa Sánchez Cerro,
Antonio Sánchez Requena y Julián Martínez Lizán.
Con motivo de la finalización del periodo legislativo en Cortes de Castilla-La Mancha correspondiente a la X Legislatura
“Ha sido una legislatura única”, lo hemos dicho mil veces y lo hemos escuchado otras tantas. De hecho, los representantes de la provincia de Albacete en las Cortes de Castilla-La Mancha nos lo decimos, unos a otros, en las habituales conversaciones para preparar nuestras intervenciones en el Pleno. Cada vez que tenemos que hablar de un tema, vemos con satisfacción que se ha avanzado mucho, por nuestra parte, con la aprobación y tramitación de leyes, pero también desde la gestión del gobierno.
La actividad parlamentaria ha sido frenética, y representar a una tierra tan viva como es Castilla-La Mancha, y en particular de Albacete, que ya de por sí es una provincia dinámica ha sido un reto fantástico. Para nosotros, llevar la voz del territorio de nuestros pueblos, aldeas, vecinos y vecinas es lo más satisfactorio. Lo hemos hecho a través de 46 leyes, una actividad sin descanso que lejos de ser sólo responsabilidad nuestra, representa el deseo de modernidad y de avanzar de nuestra provincia y de nuestra región. Algunas leyes son a propuesta del gobierno, pero muchas de ellas nacen de las necesidades de la sociedad y de los colectivos.
Dos han sido los ejes que han guiado la mayoría de las leyes: Por un lado, lo social, con leyes como el Estatuto de la Mujer Rural, la Ley LGTBI o la Ley del Tercer Sector; y por el otro las de refuerzo del territorio con valores sostenibles, ambientales y justos, donde destaca entre todas la Ley de Medidas contra la Despoblación –pionera en Europa-, pero también la del Vino, la de Proyectos Prioritarios, la de Economía Circular o la última de ellas, la Ley de Agricultura Familiar.
Cuando decimos que el ritmo ha sido frenético no es una manera genérica de hablar, en 42 meses hábiles hemos aprobado 46 leyes, más de una al mes. Y todo ello en una legislatura en la que hemos vivido una pandemia. Parecía increíble pero la realidad supera en muchos casos la capacidad de imaginar de las personas. Una vez más “ha sido una legislatura única”. Para nosotros ha sido una dificultad añadida que asumimos con el compromiso de no paralizar la actividad del Legislativo autonómico.
Quedará como un ingrato recuerdo, pero la huella de la pandemia, recuperada en lo económico y mejorada en lo social, definirá la décima legislatura para siempre. Quizá, dentro de decenas de años, castellanomanchegos, que hoy son niños y niñas en nuestras escuelas rurales, que pueden estudiar gracias a las inversiones en educación, que sus padres pueden trabajar gracias a las inversiones en el territorio y que estarán sanos gracias a que nuestro sistema de salud dispone de un hospital a menos de 20 minutos en coche de cualquier punto de la región, en unas futuras Cortes dirán: “esta ley que hoy proponemos actualizar es de la época de la pandemia”.
No podemos elegir porqué nos valorarán las generaciones futuras, pero sí podemos darles las herramientas para que puedan crear sus leyes, como ya lo hicieron generaciones anteriores con nosotros. Porque nos recordarán como la legislatura de la pandemia, pero para nosotros siempre será la legislatura del 40 aniversario. Las Cortes de Castilla-La Mancha han cumplido 40 años desde la primera ley que aprobó, la Ley del Escudo, para dar identidad a una región que siempre había estado desdibujada e infrarrepresentada por ser tierra de agricultores, trabajadores y gente humilde. El 30 de junio de 1983 Castilla-La Mancha tenía identidad propia.
Una identidad que hay sido la guía para llevar a los municipios este aniversario. Lo que la ha convertido una vez más en “una legislatura única” que ha sacado la actividad parlamentaria de los muros del Convento de San Gil para llevarla a centenares de pueblos y calles con actos culturales, sociales y divulgativos que tenían un mensaje claro, con la autonomía gana la ciudadanía.
Esta legislatura hemos tenido la oportunidad única de mirar al pasado, y 40 años después comparar lo que fuimos y lo que somos. Somos 400.000 castellano manchegos más que hace 40 años, tenemos una renta agraria multiplicada por 15, tenemos el doble de gasto en sanidad, el doble de kilómetros de autovías y cinco hospitales más, una Universidad, y uno de los datos que más y mejor habla de estos años de autogobierno es que hemos pasado de un 60 por ciento de analfabetismo a prácticamente cero.
Por todo ello, podemos decir que “ha sido una legislatura única”, en la que hemos defendido iniciativas entre otras muchas, que han permitido que esta región sea referencia en despoblación en Europa con una fiscalidad diferenciada, en apoyo a las entidades que componen el tercer sector, en lucha contra las terapias de conversión de sexo, en producción energética, en reducción de brecha de género, en generación de empleos, en crecimiento turístico, en simplificación de trámites administrativos, en protección de nuestros productos de calidad diferenciada, en aplicación de los Fondos de Recuperación y Resiliencia, y un largo etcétera que nos permite compartir nuestra satisfacción con nuestros vecinos y vecinas.
Nos vemos en la undécima legislatura.