Europa, un espacio de paz para los jóvenes

Europa, un espacio de paz para los jóvenes

Josefina Navarrete
Miembro del Consejo de Poderes Locales y Regionales del Consejo de Europa

Cada día 9 de mayo celebramos el día de Europa. En esta ocasión lo hacemos con el nombre de “Año Europeo de la Juventud 2022”. Y es que, el espíritu de la Unión y la idea de juventud y futuro están relacionados. Para qué nace Europa sino para construir un futuro mejor para nosotros mismos pero también para las generaciones futuras.

Este año podemos celebrar la pertenencia a la Unión con tanto orgullo como responsabilidad porque ante los hechos ocurridos en los últimos años, nuestra participación en Europa nos ha fortalecido o nos ha protegido. Como miembro de la Asamblea de Poderes Locales y Regionales, órgano consultivo de la Comisión Europea, he podido vivir el compromiso de los organismos supranacionales por hacer llegar toda la fuerza Europa a todos los rincones del terreno.

Europa está asumiendo unos envites del destino que lejos de poner a prueba las costuras que cohesionan los países están demostrando la fuerza y el compromiso de un espacio supranacional al servicio de los ciudadanos. El viejo continente es fruto de la configuración historia de conflictos entre estados vecinos y a veces hermanos. Europa nace de la voluntad de un espacio de paz, de un espacio de concordia y de tranquilidad; y en consecuencia de todas las ventajas que la paz pueda ofrecer a los vecinos de los países miembros. Pertenecer a Europa es, ante todo, una declaración de principios.

La Guerra en Ucrania ha llamado a las puertas de Europa y como miembros de la Unión, hemos optados por un posicionamiento en pro de la paz. Hay que hacer valer nuestra historia común sin olvidar los objetivos por los que nace Europa. Por mandato de nuestros ciudadanos, el continente entero no sólo ha estado acogiendo y dando protección a los civiles ucranianos sino defendiendo la paz cómo único escenario de progreso y bienestar para la zona euro.

En ocasiones, como esta, el coste económico está siendo alto, el esfuerzo administrativo también, la respuesta política ha sido decidida con un Plan Económico que está ya movilizando 16.000 millones de euros. Y aún así, es un precio que tanto el Gobierno de Pedro Sánchez como el resto países y la Comisión Europea no han dudado en asumir. Porque un futuro de paz para nuestros hijos jamás será cuestionado por un año de inflación, y menos con los fantásticos datos de empleo que ya está arrojando la reforma laboral. Soy una pacifista convencida y Europa ha demostrado ser un instrumento para la paz.

Venimos de unos años de cuestionamientos, no violentos pero sí económicos, al espíritu de la Unión. El Brexit, situó a los países miembros en una difícil coyuntura en la toma de decisiones. Gran Bretaña, cuestionó los principios económicos que tejen el armazón estructural de la Unión Europea. Los británicos se han ido, con un coste económico importante, más para ellos que para Europa, y sin hacer que el resto cuestionen la importancia de permanecer unidos. Eso es un éxito de la Unión.

Pero el ascenso de los populismos, especialmente de la ultraderecha, que hemos visto recientemente en Francia, amenaza una cohesión política y administrativa que ha demostrado su capacidad y eficiencia. La pluralidad de la que nos hemos dotado permite a quienes cuestionan la idea de Europa participar de ella y sus decisiones. Contra la amenaza del populismo lo mejor siempre es demostrar con datos, evidencias y logros.

Otro ejemplo de fortalecimiento y coordinación lo hemos tenido con la pandemia por la Covid-19. Europa se ha mostrado como una importante herramienta capaz de coordinar estados que de otra manera habrían tenido aún más dificultades para enfrentarse a un virus que no entiende fronteras, idiomas o identidades nacionales. Las compras conjuntas y la disposición de los países con más avances médicos y farmacológicos para ayudar preferentemente a los países que les son vecinos demuestran que el mandato de paz con el que nace la propia Unión Europea tiene como objetivo final la ayuda, la colaboración, la cooperación y la protección entre países.

Pero incluso los europeos hemos dado un paso más. No hay paz social sin equilibrio material, sin la asunción de que pertenecer a una sociedad tiene un coste, pero reporta beneficios. Los sabemos porque los países-estado han creado sus diferentes sistemas tributarios. Ahora, Europa está haciendo la mayor inversión, con un claro telón de fondo keynesiano, en lo que se han llamado los Next Generation. Un proyecto sin precedentes que está llamado a contar en los libros de historia el avance que está suponiendo para Europa entender que toda unión política lleva implícito un compromiso económico. Precisamente hace unos días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ponía a España como ejemplo de motor económico en la Unión.

Que este año sea el “Año Europeo de la Juventud” mientras sorteamos una guerra a las puertas y una crisis económica en el interior, no es una casualidad. Es una arenga a la implicación de los jóvenes en futuro que quieren para ellos mismos. Y para nosotros un mensaje cargado de paz para nuestros hijos.